jueves, 5 de agosto de 2010

Ella despidió a su amor, el partió en un barco en el muelle de San Blas. El juró que volvería y empapada en llanto ella juró que esperaría, miles de lunas de lunas pasaron y siempre ella estaba en el muelle, esperando muchas tardes se anidaron en su pelo y en sus labios. Llevaba el mismo vestido y por si el volviera no se fuera a equivocar los cangrejos le mordían sus ropajes, su tristeza y su ilusión y el tiempo se escurrió y sus ojos se le llenaron de amaneceres y del mar se enamoró y su cuerpo se enraizó en el muelle. Sola en el olvido,  con su espíritu, con su amor el mar. Su cabello se blanqueó pero ningún barco a su amor le devolvía y en el pueblo le decían la loca del muelle de San Blas.